domingo, 14 de septiembre de 2014

El noble arte de escribir censurado en internet...




En el yermo de las almas de los que censuraron, y destruyeron textos ajenos, simplemente por su capricho vestido de inspiracion ideologica cuando no por pura teologia del Yo, estoy seguro que debe haber un punto de arrepentimiento y dolor. Compararse a premios Nobel con pasado como Cela y seguir en su estela de comportamiento pasado debe ser algo muy gratificante. Tanto como llevar la cola de langostino de Cañizares en Valencia y encima pretender que es por obediencia y acatamiento a Dios cumplido.

¿Por qué? No se sabe. Mejor no preguntar, callar siempre, que el dolor del texto muerto sea el vino amargo del autor rebelde como no podia ser menos, rebelde por libre. Jueces y fiscales de los bytes se arremolinan en las puertas de las iglesias inquisitoriales para ejercer su magisterio ligeramente despreciable. Hay que hacerlo argumentaran los relojes parados de la ortodoxia de un anteayer que nadie recuerda salvo las lapidas de los panteones. Libertad contestaran las piedras arrojadas al ribazo. Pensar gritara quien piense y no recorte ni mate. Triste pais con ciudadanos erigidos en naciones de una persona, maestros de sabiduria de siglos, empeñados en enseñar papeles blancos de viejas leyes borradas por la falta de uso y el olor que viene de la Villa mayor del Reino. Subamos de nuevo a la nube de los sueños y reposemos a la sombra de los cipreses de Silos, o sea, como siempre...

Caradeplata.